Imposible que un dolor de corazón sea inocuo a una vida normal.
A un espíritu que basa su existencia a lo que con esto pueda resultar.
A los que no se cansan de creer en lo imposible.
Como si existiera la imposibilidad de la posibilidad.
A través de cables rojos con pintura que se encargan de hacernos entender que sentimos, sin importar la forma propia, no podemos impedir explicaciones subyacentes a la misma sensación. Reconociendo que es la mente la que nos juega en contra más de lo que queremos, vale la pena fingir o dejar? Seguir y botar?
Recordemos que la memoria nos hace fuertes. Fuertes para resistirnos a nosotros mismos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario